Caño Roto (Madrid)

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Madrid

Investigadora vinculada
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Caño Roto

Caño Roto es un barrio madrileño ubicado en el distrito de Latina que, administrativamente, está formado por secciones censales pertenecientes a tres barrios municipales: Los Cármenes (1001, 1002, 1003, 1004, 1005), Lucero (1061, 1062, 1063, 1065) y Aluche (1082, 1083). El origen del barrio, tal y como ahora se conoce, está unido a la construcción de barrios periféricos en las décadas de 1950 y 1960, con el fin de abordar el problema de escasez de vivienda para una población que crecía rápidamente en Madrid como fruto de la migración interior.
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A mediados de la década de 1950 los organismos encargados de abordar las necesidades habitacionales, lo cual incluía realojos de población que vivía en chabolas, va a poner en marcha una serie de actuaciones, dando lugar a los “poblados de absorción” que, en algunos caso, incluían los denominados “poblados mínimos”, en principio temporales, y los “poblados dirigidos”. Todos ellos están presentes en Caño Roto, objeto de la construcción de vivienda protegida entre 1957 y 1963 dentro del Plan de Urgencia Social de 1957 (Cervero, 2017), si bien destaca el poblado dirigido (que fue Premio Nacional de Arquitectura y ha sido objeto de tesis doctorales) por configurar buena parte del paisaje y del imaginario de los habitantes del barrio con sus calles estrechas donde se alinean una sucesión de casas unifamiliares, con patio interior, conocidas aun como “domingueras”, porque los propietarios construían ellos mismos las casas en sus días libres (pagaban el terreno y los materiales con las facilidades dadas por el Instituto Nacional de la Vivienda, Fariña, 2003). Se sientan así las bases de una configuración heterogénea del barrio en cuanto a su parque inmobiliario: casas en altura, viviendas unifamiliares, torres (de construcción más tardía), edificios bajos destinados a comercio, manzanas en abierto y algunas calles de edificios alineados.

En estas viviendas se van a alojar familias de clase obrera, procedentes de barrios populares centrales o semicentrales, que habitaban pisos en precario, y de realojos de poblados chabolistas o de lugares que se querían “despejar” para facilitar la expansión de la ciudad (Fariña, 2003). Estos realojos se seguirán dando posteriormente con otra vivienda social para acoger a población gitana de otros núcleos de infravivienda.

En apenas un par de décadas el deterioro de las edificaciones se hará evidente, no sólo en el caso de los poblados mínimos, en principio de carácter temporal, sino también en el resto, en parte debido a problemas de cimentación por las características del terreno. A esto hay que añadir deficiencias en los equipamientos. Como en otros barrios de Madrid, con características similares, la movilización vecinal va a reivindicar mejoras, pero no va a ser hasta los años comprendidos entre 1994 y 2004 cuando se emprenda su rehabilitación (Cervero, 2017). Entre medias, Caño Roto, va a sufrir, como tantos otros barrios, el azote de las sucesivas crisis económicas y el de la droga, especialmente en la década de 1980. Como en el caso de otras problemáticas, la acción vecinal desempeñó un papel clave en su abordaje.

También como otros barrios madrileños configurados en las mismas fechas, el ciclo de vida de sus habitantes es uno de los factores de transformación del barrio a través del desplazamiento a otras zonas de población joven que se independiza, el envejecimiento de la que se queda, el fallecimiento de otra, abriéndose una oferta de vivienda barata a la que se va a incorporar población de origen extranjero, suponiendo según el Padrón Municipal de Habitantes, a 1-1-2022, un 34,41% la población nacida en un país extranjero, muy por encima del 24,62% del conjunto de la ciudad de Madrid.

Poblacionalmente, Caño Roto es un barrio pequeño, con 11.877 habitantes en esa misma fecha, con una tasa de crecimiento de 7,12% con respecto a 2001, en el que la población joven se concentra sobre todo entre la población extranjera, cuyos principales países de origen son latinoamericanos (en torno al 56% del total de población extranjera).
Desde el punto de vista socioeconómico, Caño Roto sigue siendo un barrio con población sobre todo humilde, que se ocupa en el sector servicios (administración, comercio, servicio doméstico, construcción…) y en los grupos de cotización más bajos o medios; si bien se aprecia, en torno a las viviendas unifamiliares, lo que puede ser un proceso incipiente de atracción de un perfil socioeconómico algo más alto, vinculado no sólo al atractivo de este tipo de vivienda con patio, sino también al alza de precios en la almendra central de la ciudad, que desplaza a las capas medias hacia las antiguas periferias, especialmente aquellas mejor comunicadas. En este sentido, Caño Roto, cuenta con una estación de cercanías que une el barrio con el centro (Lavapiés-Embajadores y Atocha) en unos pocos minutos, a lo que hay que añadir, dos estaciones de metro y varias líneas de autobuses que llegan hasta el centro mismo de la capital.

En cuanto a la actividad económica desarrollada en el barrio, se aprecia la decadencia del tejido comercial, muchos locales permanecen cerrados y, de los que están en activo, buena parte se dedican a la hostelería. Esto ha fortalecido la vinculación con el barrio vecino de Vista Alegre (distrito de Carabanchel), con un tejido comercial todavía vivo. 

La trayectoria del barrio ha ido unida a tensiones diversas: desde las reivindicaciones vecinales iniciales para demandar equipamientos o exigir la rehabilitación de los edificios deteriorados por deficiencias en su construcción, o más recientemente, en torno al mantenimiento de calles y otros espacios públicos, al problema de la droga que continúa presente, a través de algunos núcleos de venta que preocupan al vecindario. Por otra parte, distintas actuaciones le han ido dotando de espacios deportivos, el parque Cuña Verde, el parque Cerro Almodóvar, distintas iniciativas municipales dirigidas a la población joven, mujeres, personas mayores, etc., planes integrales del barrio, etc. Pero cabe destacar especialmente el papel de la sociedad civil, como sus parroquias, implicadas en distintas actividades, como el reparto de alimentos, y de las asociaciones (La Fraternidad, Nazareth y MASI) que, además de plantear propuestas para los planes municipales e involucrarse activamente en distintas iniciativas, apuestan por mantener viva la vida vecinal, favoreciendo el apoyo mutuo.

Noelia Cervero Sánchez (2017) “Repercusión de la rehabilitación de un conjunto residencial en su integración urbana: el caso de Caño Roto”, Revista del Departamento de Planificación y Diseño urbano, nº 36, pp. 92-103.

José Fariña Tojo (2003) “Los poblados mínimo, de absorción y dirigido”, en Carlos Sambricio Rivera Echegaray(ed. lit.)  Un siglo de vivienda social. 1903-2003. Ayuntamiento de Madrid-EMV y el Consejo Económico y Social/  Vol. 2, 200, pp. 62-64.

Caño Roto

Caño Roto es un barrio madrileño ubicado en el distrito de Latina que, administrativamente, está formado por secciones censales pertenecientes a tres barrios municipales: Los Cármenes (1001, 1002, 1003, 1004, 1005), Lucero (1061, 1062, 1063, 1065) y Aluche (1082, 1083). El origen del barrio, tal y como ahora se conoce, está unido a la construcción de barrios periféricos en las décadas de 1950 y 1960, con el fin de abordar el problema de escasez de vivienda para una población que crecía rápidamente en Madrid como fruto de la migración interior.

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A mediados de la década de 1950 los organismos encargados de abordar las necesidades habitacionales, lo cual incluía realojos de población que vivía en chabolas, va a poner en marcha una serie de actuaciones, dando lugar a los “poblados de absorción” que, en algunos caso, incluían los denominados “poblados mínimos”, en principio temporales, y los “poblados dirigidos”. Todos ellos están presentes en Caño Roto, objeto de la construcción de vivienda protegida entre 1957 y 1963 dentro del Plan de Urgencia Social de 1957 (Cervero, 2017), si bien destaca el poblado dirigido (que fue Premio Nacional de Arquitectura y ha sido objeto de tesis doctorales) por configurar buena parte del paisaje y del imaginario de los habitantes del barrio con sus calles estrechas donde se alinean una sucesión de casas unifamiliares, con patio interior, conocidas aun como “domingueras”, porque los propietarios construían ellos mismos las casas en sus días libres (pagaban el terreno y los materiales con las facilidades dadas por el Instituto Nacional de la Vivienda, Fariña, 2003). Se sientan así las bases de una configuración heterogénea del barrio en cuanto a su parque inmobiliario: casas en altura, viviendas unifamiliares, torres (de construcción más tardía), edificios bajos destinados a comercio, manzanas en abierto y algunas calles de edificios alineados.

En estas viviendas se van a alojar familias de clase obrera, procedentes de barrios populares centrales o semicentrales, que habitaban pisos en precario, y de realojos de poblados chabolistas o de lugares que se querían “despejar” para facilitar la expansión de la ciudad (Fariña, 2003). Estos realojos se seguirán dando posteriormente con otra vivienda social para acoger a población gitana de otros núcleos de infravivienda.

En apenas un par de décadas el deterioro de las edificaciones se hará evidente, no sólo en el caso de los poblados mínimos, en principio de carácter temporal, sino también en el resto, en parte debido a problemas de cimentación por las características del terreno. A esto hay que añadir deficiencias en los equipamientos. Como en otros barrios de Madrid, con características similares, la movilización vecinal va a reivindicar mejoras, pero no va a ser hasta los años comprendidos entre 1994 y 2004 cuando se emprenda su rehabilitación (Cervero, 2017). Entre medias, Caño Roto, va a sufrir, como tantos otros barrios, el azote de las sucesivas crisis económicas y el de la droga, especialmente en la década de 1980. Como en el caso de otras problemáticas, la acción vecinal desempeñó un papel clave en su abordaje.

También como otros barrios madrileños configurados en las mismas fechas, el ciclo de vida de sus habitantes es uno de los factores de transformación del barrio a través del desplazamiento a otras zonas de población joven que se independiza, el envejecimiento de la que se queda, el fallecimiento de otra, abriéndose una oferta de vivienda barata a la que se va a incorporar población de origen extranjero, suponiendo según el Padrón Municipal de Habitantes, a 1-1-2022, un 34,41% la población nacida en un país extranjero, muy por encima del 24,62% del conjunto de la ciudad de Madrid.

Poblacionalmente, Caño Roto es un barrio pequeño, con 11.877 habitantes en esa misma fecha, con una tasa de crecimiento de 7,12% con respecto a 2001, en el que la población joven se concentra sobre todo entre la población extranjera, cuyos principales países de origen son latinoamericanos (en torno al 56% del total de población extranjera).
Desde el punto de vista socioeconómico, Caño Roto sigue siendo un barrio con población sobre todo humilde, que se ocupa en el sector servicios (administración, comercio, servicio doméstico, construcción…) y en los grupos de cotización más bajos o medios; si bien se aprecia, en torno a las viviendas unifamiliares, lo que puede ser un proceso incipiente de atracción de un perfil socioeconómico algo más alto, vinculado no sólo al atractivo de este tipo de vivienda con patio, sino también al alza de precios en la almendra central de la ciudad, que desplaza a las capas medias hacia las antiguas periferias, especialmente aquellas mejor comunicadas. En este sentido, Caño Roto, cuenta con una estación de cercanías que une el barrio con el centro (Lavapiés-Embajadores y Atocha) en unos pocos minutos, a lo que hay que añadir, dos estaciones de metro y varias líneas de autobuses que llegan hasta el centro mismo de la capital.

En cuanto a la actividad económica desarrollada en el barrio, se aprecia la decadencia del tejido comercial, muchos locales permanecen cerrados y, de los que están en activo, buena parte se dedican a la hostelería. Esto ha fortalecido la vinculación con el barrio vecino de Vista Alegre (distrito de Carabanchel), con un tejido comercial todavía vivo. 

La trayectoria del barrio ha ido unida a tensiones diversas: desde las reivindicaciones vecinales iniciales para demandar equipamientos o exigir la rehabilitación de los edificios deteriorados por deficiencias en su construcción, o más recientemente, en torno al mantenimiento de calles y otros espacios públicos, al problema de la droga que continúa presente, a través de algunos núcleos de venta que preocupan al vecindario. Por otra parte, distintas actuaciones le han ido dotando de espacios deportivos, el parque Cuña Verde, el parque Cerro Almodóvar, distintas iniciativas municipales dirigidas a la población joven, mujeres, personas mayores, etc., planes integrales del barrio, etc. Pero cabe destacar especialmente el papel de la sociedad civil, como sus parroquias, implicadas en distintas actividades, como el reparto de alimentos, y de las asociaciones (La Fraternidad, Nazareth y MASI) que, además de plantear propuestas para los planes municipales e involucrarse activamente en distintas iniciativas, apuestan por mantener viva la vida vecinal, favoreciendo el apoyo mutuo.

Noelia Cervero Sánchez (2017) “Repercusión de la rehabilitación de un conjunto residencial en su integración urbana: el caso de Caño Roto”, Revista del Departamento de Planificación y Diseño urbano, nº 36, pp. 92-103.

José Fariña Tojo (2003) “Los poblados mínimo, de absorción y dirigido”, en Carlos Sambricio Rivera Echegaray(ed. lit.)  Un siglo de vivienda social. 1903-2003. Ayuntamiento de Madrid-EMV y el Consejo Económico y Social/  Vol. 2, 200, pp. 62-64.

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