Lavapiés (Madrid)

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Madrid

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Lavapiés

El barrio madrileño de Lavapiés (Embajadores), ubicado en el distrito Centro, es conocido como uno de los principales barrios populares y castizos de la ciudad de Madrid. La mayor parte de la trama actual de sus calles ya tenía la misma configuración a mediados del siglo XVII, si bien la mayoría de sus edificaciones data del siglo XIX. Es precisamente desde el último cuarto de este siglo que la imagen castiza del barrio se potencia a través de diversas zarzuelas, sainetes y otros espectáculos. A ello hay que añadir la influencia del Rastro, foco de atracción tradicional para el resto de la ciudad y el turismo.

Como otros barrios centrales con vivienda antigua, sobre todo a fines de la década de 1950 y a lo largo de la de 1960, experimenta un proceso de desplazamiento de familias jóvenes a los barrios periféricos entonces en construcción. Esto se traducirá más tarde en un proceso de envejecimiento de la población y de despoblamiento paulatino, ante un parque de viviendas que, en muchos casos, precisaban de una rehabilitación. Posteriormente, coincidiendo con otros procesos socioeconómicos, el deterioro del barrio se hace evidente en la década de 1980.

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En las viviendas y locales comerciales que habían ido quedando libres es donde va a encontrar acomodo una población inmigrante de origen extranjero, que va a ir en aumento a lo largo de la década de 1990. Lavapiés se configura así con uno de los barrios más diversos de la capital. En 2002 la población empadronada de nacionalidad extranjera suponía algo más del 22% del total; veinte años después, las personas empadronadas nacidas en el extranjero rozan el 40% del conjunto de sus habitantes. A lo largo de las últimas dos décadas, los lugares de origen, además de diversificarse, han ido cambiando su peso relativo en el conjunto, de modo que, actualmente, los colectivos más numerosos proceden de Bangladesh, Venezuela, Argentina, Colombia y Ecuador, aunque siguen siendo relevantes otros procedentes de Marruecos, Perú o Senegal.
El asentamiento de esta población contribuyó a revitalizar el tejido comercial de proximidad y, en un primer momento, convirtió al barrio en un núcleo de comercio al por mayor muy vinculado a la venta ambulante. En la actualidad, apenas restan algunos de estos establecimientos mayoristas y el pequeño comercio de proximidad está sobre todo regentado por población de origen extranjero.

En los últimos años han crecido otros colectivos procedentes de Italia, EEUU, Francia y Reino Unido que apuntan a uno de los procesos que experimenta el barrio en la actualidad: la gentrificación. Este proceso es evidente en el tejido comercial, donde la mayor parte de los nuevos locales que se abren son cafés, bares, restaurantes, ropa vintage… muchos de ellos dirigidos a ese nuevo perfil de población y de frecuentadores del barrio. Este proceso se inicia con población española que busca en el barrio una centralidad popular, muchas veces vinculada a actividades artísticas, reivindicativas o alternativas. Es, por ello, que en Lavapiés se encuentran multitud de entidades no gubernamentales y asociaciones de todo tipo. A su centralidad en el panorama artístico, contribuye, por un lado, la ubicación y posterior ampliación del Museo Reina Sofía en lo que fue el antiguo Hospital General de Madrid (edificio del siglo XVIII), al que siguieron la instalación de galerías de arte y otras actividades artísticas como las desarrolladas en el antiguo edificio de la Tabacalera. Y, por otro, la ubicación de la Filmoteca Nacional, el teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional, la instalación de escuelas de artes escénicas y de pequeños teatros, algo que se ha incrementado en los últimos años. El proceso ha ido acompañado de rehabilitaciones de edificios y subidas del precio de la vivienda, a lo cual se ha sumado más recientemente un proceso acelerado de turistización y concentración de actividad hostelera en forma de bares, restaurantes, hoteles, hostels y apartamentos turísticos.

Los procesos sucesivos de transformación del barrio han ido acompañados de tensiones diversas, con algunos momentos puntuales más intensos, pero que, en lo que al asentamiento inmigrante se refiere, derivó en una convivencia en general tranquila. Más recientemente las tensiones se concretan en torno a ciertos núcleos de marginalidad, inseguridad percibida, problemáticas como las basuras o los ruidos asociados al ocio y el turismo o la desatención de las autoridades municipales expresada por las asociaciones vecinales.

Lavapiés

El barrio madrileño de Lavapiés (Embajadores), ubicado en el distrito Centro, es conocido como uno de los principales barrios populares y castizos de la ciudad de Madrid. La mayor parte de la trama actual de sus calles ya tenía la misma configuración a mediados del siglo XVII, si bien la mayoría de sus edificaciones data del siglo XIX. Es precisamente desde el último cuarto de este siglo que la imagen castiza del barrio se potencia a través de diversas zarzuelas, sainetes y otros espectáculos. A ello hay que añadir la influencia del Rastro, foco de atracción tradicional para el resto de la ciudad y el turismo.

Como otros barrios centrales con vivienda antigua, sobre todo a fines de la década de 1950 y a lo largo de la de 1960, experimenta un proceso de desplazamiento de familias jóvenes a los barrios periféricos entonces en construcción. Esto se traducirá más tarde en un proceso de envejecimiento de la población y de despoblamiento paulatino, ante un parque de viviendas que, en muchos casos, precisaban de una rehabilitación. Posteriormente, coincidiendo con otros procesos socioeconómicos, el deterioro del barrio se hace evidente en la década de 1980.

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En las viviendas y locales comerciales que habían ido quedando libres es donde va a encontrar acomodo una población inmigrante de origen extranjero, que va a ir en aumento a lo largo de la década de 1990. Lavapiés se configura así con uno de los barrios más diversos de la capital. En 2002 la población empadronada de nacionalidad extranjera suponía algo más del 22% del total; veinte años después, las personas empadronadas nacidas en el extranjero rozan el 40% del conjunto de sus habitantes. A lo largo de las últimas dos décadas, los lugares de origen, además de diversificarse, han ido cambiando su peso relativo en el conjunto, de modo que, actualmente, los colectivos más numerosos proceden de Bangladesh, Venezuela, Argentina, Colombia y Ecuador, aunque siguen siendo relevantes otros procedentes de Marruecos, Perú o Senegal.
El asentamiento de esta población contribuyó a revitalizar el tejido comercial de proximidad y, en un primer momento, convirtió al barrio en un núcleo de comercio al por mayor muy vinculado a la venta ambulante. En la actualidad, apenas restan algunos de estos establecimientos mayoristas y el pequeño comercio de proximidad está sobre todo regentado por población de origen extranjero.

En los últimos años han crecido otros colectivos procedentes de Italia, EEUU, Francia y Reino Unido que apuntan a uno de los procesos que experimenta el barrio en la actualidad: la gentrificación. Este proceso es evidente en el tejido comercial, donde la mayor parte de los nuevos locales que se abren son cafés, bares, restaurantes, ropa vintage… muchos de ellos dirigidos a ese nuevo perfil de población y de frecuentadores del barrio. Este proceso se inicia con población española que busca en el barrio una centralidad popular, muchas veces vinculada a actividades artísticas, reivindicativas o alternativas. Es, por ello, que en Lavapiés se encuentran multitud de entidades no gubernamentales y asociaciones de todo tipo. A su centralidad en el panorama artístico, contribuye, por un lado, la ubicación y posterior ampliación del Museo Reina Sofía en lo que fue el antiguo Hospital General de Madrid (edificio del siglo XVIII), al que siguieron la instalación de galerías de arte y otras actividades artísticas como las desarrolladas en el antiguo edificio de la Tabacalera. Y, por otro, la ubicación de la Filmoteca Nacional, el teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional, la instalación de escuelas de artes escénicas y de pequeños teatros, algo que se ha incrementado en los últimos años. El proceso ha ido acompañado de rehabilitaciones de edificios y subidas del precio de la vivienda, a lo cual se ha sumado más recientemente un proceso acelerado de turistización y concentración de actividad hostelera en forma de bares, restaurantes, hoteles, hostels y apartamentos turísticos.

Los procesos sucesivos de transformación del barrio han ido acompañados de tensiones diversas, con algunos momentos puntuales más intensos, pero que, en lo que al asentamiento inmigrante se refiere, derivó en una convivencia en general tranquila. Más recientemente las tensiones se concretan en torno a ciertos núcleos de marginalidad, inseguridad percibida, problemáticas como las basuras o los ruidos asociados al ocio y el turismo o la desatención de las autoridades municipales expresada por las asociaciones vecinales.

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