Russafa (Valencia)

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Russafa

Russafa, Ruzafa en castellano, es un barrio popular central de Valencia. Desde primeros del siglo XX, se conformó como un barrio heterogéneo socialmente, aunque ahora este rasgo se debilita por el proceso de gentrificación. Como otros barrios similares de ciudades españolas, Russafa conoció en los años 80 y 90 del siglo pasado un proceso de pérdida de población, crisis del comercio tradicional, deterioro de la vivienda y falta de equipamientos.

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En los años 90 se instalaron en el barrio marroquíes y en menor número argelinos y senegaleses; también franceses e ingleses. Pronto surgirían las primeras tiendas halal, de textil barato chinas y senegalesas. En 1997 se instaló un oratorio musulmán. Russafa era céntrico, barato en su parte popular, y muy bien comunicado. Con el inicio del siglo XXI, se dio el boom de la inmigración en el barrio, protagonizada por la inmigración ecuatoriana. Algunos años más tarde llegaron rumanos y otros europeos del Este. Además, la existencia de 191 negocios étnicos, en 2004, confirieron al barrio un carácter de “centralidad inmigrante”. En 2006, con un vecindario de 25.599 personas, el 17,5% era extranjero, una proporción muy superior a la media de la ciudad.

En los primeros años del siglo XXI, surgieron pequeñas tensiones vecinales y algunas más graves por delincuencia atribuida a jóvenes marroquíes. Hubo operación policial pero también una labor de las asociaciones del barrio, incluidas las de inmigrantes. Las tensiones se diluyeron y la convivencia tranquila, pero distante, entre vecinos y vecinas de distintos orígenes fue el tono general del barrio. Un barrio más preocupado, al menos su trama asociativa, por lo que se vivía como una situación de deterioro y abandono por parte de la administración. En esos años se realizaron una campaña y una nutrida manifestación en exigencia de un Plan de mejora integral del barrio, una campaña de varios años exigiendo la rehabilitación del Colegio Público Balmes, realizada en 2005, o en defensa del arbolado del Parque M. Granero. En la primera década del siglo XXI aumentaron los equipamientos públicos, con la apertura de centros de jóvenes y mayores, entre otros.

En la evolución de Russafa uno de los factores centrales es el proceso de gentrificación. En 2005, la aprobación definitiva del Parque Central de Valencia, en terrenos de Renfe contiguos al barrio, reforzó la centralidad de Russafa y su atractivo inmobiliario. Tras el parón de la Gran Recesión, es constatable la renovación de viviendas y edificios y de obra nueva. Otro factor que está influyendo es la creciente turistificación, con la apertura de varios hoteles y la proliferación de apartamentos turísticos (486 Airbnb en 2022). Igualmente, la proliferación de restaurantes y pubs en una parte del barrio lo ha convertido en una nueva zona de ocio nocturno de la ciudad y ha generado, desde hace años, constantes quejas vecinales sobre ruidos y molestias. Ahora mismo este es el tema que, posiblemente, suscite más malestar vecinal.

A partir de 2010 el vecindario inmigrante en el barrio empieza a descender, una tendencia que se mantendrá hasta 2018 por el aumento de los precios de alquiler, el avance de la gentrificación y el cambio en el ciclo vital. Igualmente, los comercios étnicos se redujeron y en 2017, el histórico oratorio de Russafa se trasladó al cercano y más barato barrio de Malilla.

En la actualidad, si bien con múltiples indicadores del avance de la gentrificación, se mantiene el carácter socialmente heterogéneo de Russafa. En 2019, la renta media anual por hogar era claramente superior a la media de Valencia, aunque con una distribución por secciones censales claramente desigual. Las cuatro secciones con menores rentas registran tasas de pobreza superior al 20%. Esta realidad desigual, fragmentada, se plasma también en su vecindario inmigrante. En 2022, el vecindario de Russafa ascendía a 23.735 personas, el 15,2% del cual tiene nacionalidad extranjera, un porcentaje similar a la media de la ciudad y bastante inferior al de barrios obreros periféricos valencianos como Els Orriols, 27,4%, y Tres Forques, 28,6%. Además, se han modificado los colectivos más relevantes. Ahora los más numerosos son italianos, franceses, británicos y norteamericanos; se mantiene la relevancia del vecindario de origen latinoamericano y disminuye la del vecindario con origen en el Magreb y zona subsahariana. Se mantienen algunos negocios étnicos, desde tiendas halal hasta una diversidad de comercios latinoamericanos. En la actualidad, la imagen de la inmigración en Russafa remite a cosmopolitismo, un elemento más de un barrio que mejora, chic y de moda; muy distinto, por cierto, a la imagen de pobreza y precariedad que tiene la inmigración en barrios como Els Orriols.

Una de las características de Russafa es una trama asociativa bastante diversa, con sus modificaciones en estos veinte años, la realización de diversos eventos (comerciales y artísticos) y una diversidad de relaciones vecinales. Un aspecto a destacar desde el punto de vista del Proyecto ParticipaBarrio, es una amplia trayectoria de procesos de participación barrial, más o menos formales, impulsados “desde abajo”, desde asociaciones como la Plataforma per Russafa. Se tratan de iniciativas y campañas por objetivos barriales, ampliamente sentidos, en las que han participado, en diferente medida, vecinos y vecinas de diferentes orígenes, unidos por sus comunes intereses como habitantes de Russafa. En la primera década del siglo XXI, esto se plasmó, como hemos comentado en la reivindicación de un Plan de mejora integral, la rehabilitación del Colegio Público Balmes o del Parque M. Granero. En la segunda década, se han mantenido este tipo de campañas. Una muy relevante, fue la exigencia de la construcción del Colegio Público Alejandra Soler, postergada sistemáticamente por la administración, y que abrió sus puertas en 2014. En los últimos años, se ha dado y continúa una larga campaña para ampliar los equipamientos del barrio con un centro social, en una de las Naves de Ribes, en la parte del Parque Central colindante al barrio. Un aspecto relevante es si estas dinámicas vecinales, que podemos calificar de cohesión, tienen traslación en la vida cotidiana y en las relaciones vecinales.

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Russafa, Ruzafa en castellano, es un barrio popular central de Valencia. Desde primeros del siglo XX, se conformó como un barrio heterogéneo socialmente, aunque ahora este rasgo se debilita por el proceso de gentrificación. Como otros barrios similares de ciudades españolas, Russafa conoció en los años 80 y 90 del siglo pasado un proceso de pérdida de población, crisis del comercio tradicional, deterioro de la vivienda y falta de equipamientos.

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En los años 90 se instalaron en el barrio marroquíes y en menor número argelinos y senegaleses; también franceses e ingleses. Pronto surgirían las primeras tiendas halal, de textil barato chinas y senegalesas. En 1997 se instaló un oratorio musulmán. Russafa era céntrico, barato en su parte popular, y muy bien comunicado. Con el inicio del siglo XXI, se dio el boom de la inmigración en el barrio, protagonizada por la inmigración ecuatoriana. Algunos años más tarde llegaron rumanos y otros europeos del Este. Además, la existencia de 191 negocios étnicos, en 2004, confirieron al barrio un carácter de “centralidad inmigrante”. En 2006, con un vecindario de 25.599 personas, el 17,5% era extranjero, una proporción muy superior a la media de la ciudad.

En los primeros años del siglo XXI, surgieron pequeñas tensiones vecinales y algunas más graves por delincuencia atribuida a jóvenes marroquíes. Hubo operación policial pero también una labor de las asociaciones del barrio, incluidas las de inmigrantes. Las tensiones se diluyeron y la convivencia tranquila, pero distante, entre vecinos y vecinas de distintos orígenes fue el tono general del barrio. Un barrio más preocupado, al menos su trama asociativa, por lo que se vivía como una situación de deterioro y abandono por parte de la administración. En esos años se realizaron una campaña y una nutrida manifestación en exigencia de un Plan de mejora integral del barrio, una campaña de varios años exigiendo la rehabilitación del Colegio Público Balmes, realizada en 2005, o en defensa del arbolado del Parque M. Granero. En la primera década del siglo XXI aumentaron los equipamientos públicos, con la apertura de centros de jóvenes y mayores, entre otros.

En la evolución de Russafa uno de los factores centrales es el proceso de gentrificación. En 2005, la aprobación definitiva del Parque Central de Valencia, en terrenos de Renfe contiguos al barrio, reforzó la centralidad de Russafa y su atractivo inmobiliario. Tras el parón de la Gran Recesión, es constatable la renovación de viviendas y edificios y de obra nueva. Otro factor que está influyendo es la creciente turistificación, con la apertura de varios hoteles y la proliferación de apartamentos turísticos (486 Airbnb en 2022). Igualmente, la proliferación de restaurantes y pubs en una parte del barrio lo ha convertido en una nueva zona de ocio nocturno de la ciudad y ha generado, desde hace años, constantes quejas vecinales sobre ruidos y molestias. Ahora mismo este es el tema que, posiblemente, suscite más malestar vecinal.

A partir de 2010 el vecindario inmigrante en el barrio empieza a descender, una tendencia que se mantendrá hasta 2018 por el aumento de los precios de alquiler, el avance de la gentrificación y el cambio en el ciclo vital. Igualmente, los comercios étnicos se redujeron y en 2017, el histórico oratorio de Russafa se trasladó al cercano y más barato barrio de Malilla.

En la actualidad, si bien con múltiples indicadores del avance de la gentrificación, se mantiene el carácter socialmente heterogéneo de Russafa. En 2019, la renta media anual por hogar era claramente superior a la media de Valencia, aunque con una distribución por secciones censales claramente desigual. Las cuatro secciones con menores rentas registran tasas de pobreza superior al 20%. Esta realidad desigual, fragmentada, se plasma también en su vecindario inmigrante. En 2022, el vecindario de Russafa ascendía a 23.735 personas, el 15,2% del cual tiene nacionalidad extranjera, un porcentaje similar a la media de la ciudad y bastante inferior al de barrios obreros periféricos valencianos como Els Orriols, 27,4%, y Tres Forques, 28,6%. Además, se han modificado los colectivos más relevantes. Ahora los más numerosos son italianos, franceses, británicos y norteamericanos; se mantiene la relevancia del vecindario de origen latinoamericano y disminuye la del vecindario con origen en el Magreb y zona subsahariana. Se mantienen algunos negocios étnicos, desde tiendas halal hasta una diversidad de comercios latinoamericanos. En la actualidad, la imagen de la inmigración en Russafa remite a cosmopolitismo, un elemento más de un barrio que mejora, chic y de moda; muy distinto, por cierto, a la imagen de pobreza y precariedad que tiene la inmigración en barrios como Els Orriols.

Una de las características de Russafa es una trama asociativa bastante diversa, con sus modificaciones en estos veinte años, la realización de diversos eventos (comerciales y artísticos) y una diversidad de relaciones vecinales. Un aspecto a destacar desde el punto de vista del Proyecto ParticipaBarrio, es una amplia trayectoria de procesos de participación barrial, más o menos formales, impulsados “desde abajo”, desde asociaciones como la Plataforma per Russafa. Se tratan de iniciativas y campañas por objetivos barriales, ampliamente sentidos, en las que han participado, en diferente medida, vecinos y vecinas de diferentes orígenes, unidos por sus comunes intereses como habitantes de Russafa. En la primera década del siglo XXI, esto se plasmó, como hemos comentado en la reivindicación de un Plan de mejora integral, la rehabilitación del Colegio Público Balmes o del Parque M. Granero. En la segunda década, se han mantenido este tipo de campañas. Una muy relevante, fue la exigencia de la construcción del Colegio Público Alejandra Soler, postergada sistemáticamente por la administración, y que abrió sus puertas en 2014. En los últimos años, se ha dado y continúa una larga campaña para ampliar los equipamientos del barrio con un centro social, en una de las Naves de Ribes, en la parte del Parque Central colindante al barrio. Un aspecto relevante es si estas dinámicas vecinales, que podemos calificar de cohesión, tienen traslación en la vida cotidiana y en las relaciones vecinales.

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